Finales Siglo XX
Con una amplia tradición anticlerical y antiprocesionista a sus espaldas, los nuevos ediles de izquierda, actuaron con prudencia. Guiados por el buen sentido y reconocimiento en las cofradías y en la Semana Santa, trazan un marco asociativo y vertebrador de la vida malagueña, además de un cauce auténtico y multitudinario de expresión de la religiosidad popular, siguiendo colaborando y facilitando al desarrollo de los desfiles procesionales.
No obstante, dos cambios más testimoniales que transcendentes vinieron a marcar distancias con la etapa anterior. Durante los años 1980-1982 se suprimió la tradicional subvención municipal a la Agrupación de Cofradías. También la corporación municipal dejó de estar presente en el cortejo procesional del Santo Sepulcro. Pervive desde entonces, como símbolo de la ciudad el pendón de la misma, portado por el concejal más joven de la corporación y naturalmente bajo mazas.
Es interesante profundizar en las motivaciones profundas, sociológicas y políticas de este replanteamiento protocolario. Varios testimonios orales fidedignos y las propias declaraciones del alcalde Pedro Aparicio, ponen de manifiesto que este distanciamiento vino marcado por el deseo de los responsables de la izquierda en nuestro municipio de seguir estrictamente los dictados de su conciencia y el aconfesionalismo del Estado establecido en la Constitución de 1978. Además, las indicaciones y manifestaciones que en la misma dirección realizaba el entonces obispo Buxarrais, confirmaban la legitimidad de esta postura. No obstante la fina sensibilidad personal de Pedro Aparicio le indicó la conveniencia de estar presente en el entierro anual más importante de Málaga. Desde 1980 contempla, desde la presidencia de la Tribuna Oficial, el paso de la Hermandad del Santo Sepulcro por la Plaza de la Constitución.
En el momento actual de la hoy centenaria Hermandad del Santo Sepulcro, como todas las Cofradías de Pasión, ha sabido mantener su estatus singular de Cofradía Oficial adaptándolo a una sociedad plural como la malagueña en los albores del siglo XXI. Los privilegios obtenidos especialmente tras subvenciones económicas especiales (Diputación, Ayuntamiento), quedaron ya atrás con la excepción de la casi simbólica que aporta el Cuerpo Consular. Sin embargo las numerosísimas representaciones oficiales incluyendo las autonómicas, siguen acudiendo cada noche de Viernes Santo a la Alameda, para testimoniar con su presencia, su respeto por la Muerte de Cristo en el paso de la procesión por el recorrido oficial.
No obstante, dos cambios más testimoniales que transcendentes vinieron a marcar distancias con la etapa anterior. Durante los años 1980-1982 se suprimió la tradicional subvención municipal a la Agrupación de Cofradías. También la corporación municipal dejó de estar presente en el cortejo procesional del Santo Sepulcro. Pervive desde entonces, como símbolo de la ciudad el pendón de la misma, portado por el concejal más joven de la corporación y naturalmente bajo mazas.
Es interesante profundizar en las motivaciones profundas, sociológicas y políticas de este replanteamiento protocolario. Varios testimonios orales fidedignos y las propias declaraciones del alcalde Pedro Aparicio, ponen de manifiesto que este distanciamiento vino marcado por el deseo de los responsables de la izquierda en nuestro municipio de seguir estrictamente los dictados de su conciencia y el aconfesionalismo del Estado establecido en la Constitución de 1978. Además, las indicaciones y manifestaciones que en la misma dirección realizaba el entonces obispo Buxarrais, confirmaban la legitimidad de esta postura. No obstante la fina sensibilidad personal de Pedro Aparicio le indicó la conveniencia de estar presente en el entierro anual más importante de Málaga. Desde 1980 contempla, desde la presidencia de la Tribuna Oficial, el paso de la Hermandad del Santo Sepulcro por la Plaza de la Constitución.
En el momento actual de la hoy centenaria Hermandad del Santo Sepulcro, como todas las Cofradías de Pasión, ha sabido mantener su estatus singular de Cofradía Oficial adaptándolo a una sociedad plural como la malagueña en los albores del siglo XXI. Los privilegios obtenidos especialmente tras subvenciones económicas especiales (Diputación, Ayuntamiento), quedaron ya atrás con la excepción de la casi simbólica que aporta el Cuerpo Consular. Sin embargo las numerosísimas representaciones oficiales incluyendo las autonómicas, siguen acudiendo cada noche de Viernes Santo a la Alameda, para testimoniar con su presencia, su respeto por la Muerte de Cristo en el paso de la procesión por el recorrido oficial.