Autor: Andrés Rodriguez Zapata
La primera salida procesional que realizó la imagen de Nuestra Señora de la Soledad se produjo en la Semana Santa del año 1899. No nos ha llegado hasta nosotros ningún tipo de dato ni documentación gráfica acerca del tipo de trono sobre el que realizara los primeros recorridos procesionales.
Las primeras noticias documentadas acerca de todo ello no las tenemos hasta 1915, año en el que la Hermandad encarga al tallista malagueño Andrés Rodríguez Zapata la realización de un trono con palio de estilo neogótico, siguiendo la pauta del que construyera este artista para Jesús del Santo Sepulcro en 1898. Este nuevo trono salió por primera vez en la Semana Santa de 1915 junto con un palio de diez barras de plata y un manto de terciopelo negro bordado en oro de reducidas dimensiones, todo ello donado por José Álvarez Net.
El cajillo del trono presentaba capillas de arcos conopiales y apuntados con representaciones de elementos pasionistas (columnas, corona de espinas, escaleras, cruz con sudario, cáliz) y que estaban separados con columnas salomónicas.
No existe documentación certera que nos permita afirmar la autoría de los citados bordados, aunque hay un recibo fechado en 1917 y dirigido a la Hermandad del Santo Sepulcro a beneficio del bordador valenciano afincado en Sevilla Juan Bautista Gimeno, aunque en dicho recibo no se especifica en concepto de qué labor se libra la cantidad requerida. Aun así, todo apunta a que tanto este palio como este manto fueron confeccionados por el citado bordador valenciano en el año 1914.
En 1920, el trono de Zapata fue ampliado debido a la morfología de hechuras tan pequeñas con que fue concebido, muy poco en la línea del trono grande malagueño, asimilándose con sus dimensiones más al paso típico de Sevilla. Fue ampliado el cajillo en anchura y el palio adaptado a las nuevas dimensiones de éste, tanto en ancho como en alto, añadiéndole para ello un nuevo moldurón bordado en su parte superior.
También estrenó, junto con este nuevo trono, un manto de grandes proporciones bordado en oro fino por las religiosas Madres Adoratrices, así como un nuevo palio, cuya autoría no está documentada, aunque la lógica nos lleve a pensar que igualmente fue obra de estas religiosas.
Autor: Manuel Seco Velasco – Un proceso de elaboración
En la Semana Santa de 1950 la Hermandad estrena un nuevo trono en estilo barroco, el que actualmente se procesiona, realizado en los talleres de orfebrería de Manuel Seco Velasco de Sevilla.
Este nuevo trono es de metal plateado y repujado y lleva artísticas cartelas en las esquinas, laterales y centro del cajillo, con relieves de la Pasión del Señor dorados y policromados.
En las esquinas, grupos de tres ángeles igualmente realizados en orfebrería, sostienen una base tronco-piramidal de la que nacen los esbeltos y desmesurados arbotantes repletos de tulipas que llegan hasta las bambalinas del palio. En sus orígenes, los arbotantes contaban con 25 tulipas, reduciéndose el número de ellas en la actualidad a 21 tulipas por arbotante.
Destacar también las artísticas y laboriosas barras que sostienen el palio, en cuya base, de forma rectangular, figura el escudo de la Hermandad, así como, otros motivos relacionados con la misma. Estas van rematadas en su parte superior, y sirviendo de anclaje para el techo del palio y bambalinas, por doce macollas que completan el conjunto con una plasticidad y belleza exquisita.
Debido a las grandes dimensiones de este trono, la Hermandad tuvo que modificar su itinerario procesional del Viernes Santo de 1950 al no poder pasar por la Calle Nueva. Aunque su diseño y tamaño no merman en absoluto la elegancia que transmite, sus proporciones de anchura son de una magnitud tal que actualmente es el trono de mayor ancho que se procesiona por las calles de Málaga, impresionando sobremanera su paso por la Calle Álamos, yendo los dos varales exteriores del trono completamente subidos en las aceras, con la dificultad que todo ello entraña para los portadores de dichos varales.
El palio que luciría este nuevo trono sería el mismo de malla de plata bordado en oro que en su fecha confeccionaran las monjas del Servicio Doméstico antes citada, con los bordados del primitivo palio.
El actual manto, indiscutible obra de arte que en 1922, como antes hemos apuntado, bordaran las Madres Adoratrices, ha llegado hasta nuestros días y es el que se procesiona en la actualidad pese a sus largos años de vida. Es digno de mención el impecable estado en el que se encuentran, a pesar de su antigüedad, los ricos bordados que lo conforman. No en vano, es el manto más antiguo que se procesiona en la Semana Santa de Málaga.
En 1960 Seco Velasco realizó para el trono de la Santísima Virgen una candelería de cincuenta piezas, la cual se venía procesionando desde entonces. Estos candelabros, hechos de fundición, suponían por un lado un elevado peso añadido al trono y, por otro, poca vistosidad de luz de cera, quedándose pequeña la candelería de cincuenta piezas para un trono de tan considerable anchura. Fue sustituida por un tren de velas o escalerilla, que da cabida a mayor numero de cirios y consecuentemente más luminosidad de cera.
Una continúa restauración
La década de los años setenta fue clave para la conclusión de detalles del trono de Nuestra Señora de la Soledad, porque además de la adquisición de las nuevas ánforas, se hicieron una serie de reformas que llevarían a la práctica conclusión de éste, tal y como lo conocemos hoy día. En lo que al manto respecta, fue pasado a un nuevo terciopelo en los talleres de Sevilla de Esperanza Elena Caro en el año 1975-1976, de ahí que se pueda apreciar en algunos documentos gráficos de aquella época, el pasado del manto a medio acabar en el desfile procesional.
En el año 1978 se introducen en el trono dos nuevas reformas importantes, tales como la ampliación de la mesa del trono a ocho varales (recuérdese que anteriormente tenía seis) y la sustitución de la candelería por el tren de velas. En el año 1980 se lleva a cabo otra consecución importante, quedando el trono prácticamente terminado. En los talleres de Antonio Santos Campanario de Sevilla se realiza:
– Peana de metal plateado y repujado, con el escudo de la Hermandad cincelado en el frontal. El moldurón de orfebrería plateada y repujada que remata el techo del palio.
– Terminación de toda la parte trasera del cacillo, que aun estaba sin concluir, siguiendo el diseño del trono.
Artísticas cabezas de varales.
Otra de las realizaciones importantes que se acometieron en el trono de la Virgen en el mencionado año fue el plateado completo del cajillo, trabajo que tuvo lugar en los citados talleres de Antonio Santos Campanario.
Ya nos remontamos al año 1987, en el que se estrenaron las cresterías que rematan la bandeja del trono. Fueron confeccionadas en fundición, de hechuras caladas y plateadas, en los talleres de Sevilla de Antonio Santos Campanario.
En el año 1991 se platearon y restauraron los cuatro arbotantes del trono, en el taller ubicado en Málaga de Cristóbal Martos.
Para la Semana Santa de 1994, se hizo necesario un arreglo del manto en algunas zonas deterioradas del terciopelo, labor que desinteresadamente fue realizada en los talleres de Juan Rosendo Rodríguez Romero. Destacaba el artista y gran cofrade Juan Rosen la gran calidad de los bordados así como, su óptimo estado de conservación, al igual que resaltaba el exquisito trabajo llevado a cabo en los talleres de Elena Caro en el pasado de terciopelo.
Posteriormente, en la junta de Gobierno del 23 de julio de 2003 se aprueba la creación de un nuevo palio para el trono de Nuestra Señora de la Soledad. Respetando el diseño y dibujo original, los talleres de Bordados La Trinidad forman una obra totalmente nueva en oro. No se pudo estrenar hasta el año 2005, debido a las inclemencias meteorológicas de años anteriores.
Del mismo modo, en esa misma Junta de Gobierno, se aprueba la restauración y elevación de las barras de palio. Con una subida acordada de unos veinte centímetros, son los talleres sevillanos de Emilio Méndez y Luís Martín quienes realizan la obra mediante la implantación de dos piezas nuevas de fundición junto al nudo central de la barra. No fue hasta el año 2005 cuando se procesionaron las nuevas.
Con todas estas intervenciones sucesivas, las dimensiones finales del trono referente al cajillo, han quedado en 4,25 metros de ancho por 4,95 metros de largo y 5,50 metros de altura.
A principio de este mismo año, se presenta la nueva candelería realizada por Antonio Santos Campanarios. Se compone de cien candelabros de metal plateado labrado cuyas medidas van desde los treinta centímetros hasta los noventa. El propio Santos Campanarios fue el artífice de todo el proceso de realización; desde su dibujo original y exclusivo, hasta la ejecución en sus talleres. Además, cada candelabro es particular. Gracias a la colaboración de muchos hermanos de nuestra cofradía, este proyecto se pudo realizar. Es por ello que, en agradecimiento por su aportación, el nombre del donante o de su familia aparece grabado en la parte superior del mismo.
Emilio Méndez -Orfebre
Durante 2016, una vez terminada la Semana Santa, se realizan los trabajos para renovar de forma integral este trono, que se estrenó el Viernes Santo de 2017, constituyendo la mayor reestructuración realizada, desde que fue concebido por Seco Velasco en 1950, dotándolo de una nueva mesa más ligera, construida por Antonio Cabra y el gran trabajo realizado por este orfebre sevillano. En esta compleja restauración destaca el plateado e igualado del color en su totalidad. Se amplía la altura y anchura del cajillo.
Se sustituyen las cartelas por otra realizadas por el escultor Miguel Ángel Domínguez.
Los nudetes de las barras de palio y capiteles, cinceladas a mano, mejoran la obra a las de fundición, como estaban elaboradas originalmente. La nueva crestería cobra un especial protagonismo, rescatando la idea inicial que tenía el trono en su primera confección, con un diseño bastante original, alcanzando un conjunto más armonizado con todos los detalles y aligerando bastante el peso.
Se eliminó la bandeja inferior, sustituyéndola por un moldurón de orfebrería, del mismo modo, en la peana se incluye una faja de orfebrería y tres querubines. De esta manera y aproximadamente, el 40% del trabajo se empleó en ejecutar nuevas piezas y el resto a la restauración de las existentes.